Es una constante en los partidos internacionales de la Selección de fútbol de Chile, la interpretación de los hinchas chilenos del Himno nacional.
Ya sea en el extranjero por la “marea roja”o en el estadio nacional, es notorio el fervor con que se canta la canción nacional, incluso sorprende a los no chilenos, que aunque la canción se corte antes de terminar, el canto de los hinchas continúa hasta el final terminando casi a gritos el último verso “o el asilo contra la opresión”.
Sin ser sociólogo, a este editor le parece que aquí hay un síntoma de algo. Aparentemente el pueblo chileno es apático, indiferente, no se involucra en el quehacer nacional y si bien es cierto hay marchas y protestas casi todos los días, la gran mayoría, por no decir casi todos, viven su rutina diaria ajenos a lo que le pasa al del lado, preocupados de sus propios problemas .
Sólo las catástrofes naturales a las que estamos habituados y la Teletón han sido capaces de aunar al pueblo chileno en una causa, pero es en el canto de los hinchas donde se manifiesta un fervor patriótico que sorprende y mantiene la esperanza de que aún permanece en el pueblo un amor a la Patria que en el pasado nos ha hecho ser una nación pujante, guerrera e invicta en las confrontaciones internacionales.
La sociedad de consumo, el egoísmo capitalista y la internacionalización que propagan las ideologías marxistas, no han sido capaces de quitar al pueblo de manera transversal, su amor a la patria, su identificación con los emblemas nacionales y su compromiso con hacer de Chile una gran nación.
Gracias al canto del hincha, sabemos que esos valores están intactos.
